Ubicar a Antonio Ahualli entre esa maraña de 30 hombres luchando por una ovalada nunca fue muy difícil: siempre está en la zona de acción, esa donde los contendientes chocan de frente y sólo prevalecen los más fuertes. Esa potencia a la hora de llevarse puesto al adversario lo erigió en una de las figuras de un Universitario que siempre pelea arriba y en una de las convocatorias más cantadas de la "naranja".
Pero ahora habrá que seguirlo a la distancia: desde hace un par de días, y por gestiones de Diego Albanese, el mayor de los hermanos Ahualli es nuevo jugador del San Isidro Club.
"Estaba buscando una experiencia nueva, así que hablé con Diego para ver si había alguna chance de jugar acá", relató el tercera línea, ya en Buenos Aires desde el domingo. "Por suerte él me abrió las puertas para venir. Salió todo perfecto, así que ahora estoy acá, a punto de vivir esta nueva etapa, que espero sea muy linda", anheló.
La decisión, según confesó, no fue producto de una larga meditación, sino de una necesidad surgida casi de repente. "Pasó todo muy rápido. A principios de este año sentí ganas de probar algo nuevo, de cambiar de aire", comentó la "serpiente" de 1,90 metro de longitud, que anoche tuvo su primera visita a su nuevo hábitat, uno de los clubes más tradicionales del rugby argentino.
"Siempre admiré mucho a este club. Mi objetivo será pelear un puesto en la Primera. Es un club muy grande y por eso no tengo dudas de que será muy difícil, pero haré lo posible para lograrlo", se prometió a sí mismo Antonio, y descartó que la mudanza responda a una mayor exposición de cara a convocatorias nacionales. Algo lógico, teniendo en cuenta que la "U" ya es suficiente vidriera.
"Si lo hago es porque creo que puedo aprender mucho y conocer gente nueva. Insisto: quería una experiencia diferente. Sentir la sensación de estar solo, acá en Buenos Aires, en un torneo tan competitivo como es la URBA. Sé que será muy duro, porque deberé empezar desde cero y remar desde abajo, pero tengo muchas ganas de hacerlo", se despidió el hombre de Yerba Buena. Prometiendo, por supuesto, que volverá.